sábado, 25 de agosto de 2007

CON OTRO CRISTO DEL ENVÍO ME SENTÍA MÁS SEGURO

















El 7 del 7 del 7 (7 de julio de 2007) celebramos en Angola, Africa, los 25 años de presencia josefina misionera en esas tierras. Papa Dios y el señor san José me regalo la gracia de participar en dichas fiestas y de platicar sabroso con el Hermano Maurilio González, fundador de la misión y misionero en esas tierras durante 25 años. De esas platicadas son estos recuerdos que con sencillez josefina, el Hermano Moris quiere compartir con los lectores del Propagador. Para que la misión de Angola siga con confianza hacia el futuro y otros y otras quieran como él recibir su Cristo del Envío.
(Desde Santiago de Chile, P. Gabriel)

El tiempo que esperamos en Lisboa, Portugal, nuestra visa para entrar a Angola fueron 3 meses y medio. Mientras estudiamos un poco el portugués y aprovechamos también para conocer un poco Lisboa, ciudad bonita y atrayente a nosotros y al turismo que visita sus bellos monumentos.

Durante ese tiempo también fuimos a Roma donde participamos en un curso de misioneros que van a Africa. Este curso nos ayudó, pues había misioneros de de varios países. Así que hubo cambio de impresiones y, aunque poco, se habló de cada cultura de donde venían los misioneros. La mayoría de los misioneros que serían unos 50 iban por primera vez a la misión de Africa. En Roma pasamos el mes de septiembre, así como les platiqué en enantes.

Los organizadores y profesores que conocían bien la situación de aquel grande continente, nos explicaban bien la situación de cada lugar. Infelizmente de Angola se hablaba poco, pues acababa de conseguir su independencia y el Partido Comunista, nos decían, había quedado en el poder y que no veía con buenos ojos a la Iglesia. Entonces había poca información de la Iglesia de Angola.

Con este grupo de misioneros nos llevaron a la clausura de un congreso de misioneros en la ciudad de Verona, en el norte de Italia, donde también hubo misa de Envío y nos dieron nuestro Cristo misionero. Así que estaba más seguro que Dios me mandaba a su campo de trabajo en esas tierras africanas.

Regresamos a Lisboa en las primera quincena de octubre para seguir esperando nuestra visa que ya se había demorado mucho y nosotros nos sentíamos incómodos pues no estábamos en nuestro ambiente y por consiguiente casi desesperados.

A nuestro regreso de Roma ya encontramos a nuestro hermano, P. Salvador Osnaya que salió después de nosotros de México. El P. Salvador, hombre bueno y tranquilo, trataba de animarnos y tranquilizarnos en los pocos días que estuvimos juntos, porque pronto llegó nuestra visa y así que llegó nuestra visa pusimos a trabajar al hermano Silva para que nos arreglara nuestro boleto con destino a Angola. El conocía todos los trámites que se requerían en ese tiempo que no era fácil de entrar en territorio angolano, ya que se necesitaban muchos requisitos para arreglar la entrada.

Finalmente llegó el día 29 de octubre de 1982. En la caca de los padres espiritanos estábamos varios misioneros que íbamos para Angola. Unos eran angolanos, otros tal vez de los mismos padres espiritanos y otros diocesanos de Europa.

Lo cierto es que por fin partimos como misioneros. Así que tuvimos por la mañana, misa de envío con pequeña participación del pueblo. Una vez más Dios y san Josesito nos acompañaba en nuestro camino con las oraciones y alegría de gente que ni nos conocía. Al medio día tuvimos la comida de despedida a pesar que en esa casa se come bien, se lucieron dándonos gusto con una sabrosa comida para hacernos felices en nuestro camino.

Llegó la hora de emprender nuevamente nuestro viaje. Como a las 8 de la noche nos despedíamos de la comunidad de los padres, para dirigirnos al aeropuerto. Como éramos varios nos acompañaron algunos padres hasta el aeropuerto donde esperamos la salida de nuestro vuelo que sería a la 1 de la mañana en la línea portuguesa TAP.


Hermano Maurilio González, m.j.
Misión de Angola, Julio2007.

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